Puestos a la lucha, que sea la belleza quien nos tumbe. Confúndannos con el tropiezo y lo pequeño. Puestos a escribir, hagámoslo sobre una tarde de martes, junio, no hace demasiado calor hoy. Será una terraza de doce metros cuadrados, para qué más. Tendremos a mano un vaso de cristal verde lleno de cerveza fría. La temperatura ha empañado el cristal y gotea. Alguien tendrá hambre y tendremos a mano algo de comer. La música llega desde una azotea cercana, donde vive un fanático incansable de Prefab Sprout. A ti también te gustan.
La revolución te encontrará sentado en una tumbona mirando al cielo, ¿estarás también tú entre los que no entiendan la batalla? La revolución te encontrará sentado en una tumbona pensando en lo mejor del futuro: su relatividad. Nunca confundiste tu curiosidad con la acción incansable, ya fueron muchas las veces en las que acabaste diciendo “¿Y qué hago yo aquí?”. Te convertiste en el guerrero que lucha tumbado, el más incomprendido. Te tocó explicar mil veces que el conformismo no tiene nada que ver con la derrota, que se rinde antes el que va y el que viene, el que cede al camino que aparece delante. Párate y mira: el futuro relativo.
Te tumbarás en la terraza y no sabrán que te escondiste. Pero eso no hará menor tu logro. Nunca fuiste de los que llegaban a casa y ponían la tele por escuchar un ruido de fondo. Nunca de los que frecuentaban los lugares que frecuenta la gente como tú. Resistencia del que se detiene. Bebes cerveza y eres capaz de sentir la espuma que desaparece y el frío cayendo por tu esófago. Conversas y eres capaz de recordar lo que escuchaste más allá del momento. Una vez lo contaste: preparar un cocido puede ser un acto de rebeldía mayor. “Nadie, ni siquiera la lluvia tiene manos tan pequeñas”. Lo dijo Cummings. Se refería a alguien, pero hoy tú sabes que habla de ti. Detenido, sonríes.
Cuando tu cerebro se jubila
Hace 4 horas
10 comentarios:
Su título parece sacado del I Ching, el oráculo de la prudencia y sensatez en la lucha, del que mira el horizonte, la lluvia el viento y calibra. La resistencia es el mejor ataque, en cualquier guerra. Ay.
Me alegra leerlo de nuevo, Fantástico mío.
Qué cosa estar marcado por el I Ching sin saberlo...
Ejque... ya verás cuando lo descubras. Oye, el paisaje de la foto es muy Ávila, no?
Me ha encantado este post.
Es muy Ávila pero es Zarzalejo, la casa de una individua que quizá lea esto algún día...
Muchas gracias, Pi.
lo he leído ya
zarzalejo es casi ávila
por cierto: mientras leía y pensaba en esa cerveza de la que hablas, pensaba justo en mi jardín contigo dentro
ven ya, es una orden
el post: no sé por qué no escribes más a menudo
por qué nos privas de estas cosas
en muchos puntos de este futuro relativo me veo, me critico, admiro tu análisis
ya llegué de Brasil, pero luego me fui a otras partes y es como si no hubiera llegado
te veo YA
BESOS
Me gustan tus imperativos cariñosos, Lara. Yo tampoco sé por qué no escribo más. Es algo parecido a la pereza, pero que no acabo de comprender.
Yo también te quiero YA.
¡Qué agradable leerte!
Ya estaba esperando que volvieras a escribir, deberías hacerlo más seguido...
¡Un saludo desde México!
el fin del mundo a tí te pillará bailando, estoy segura y no un tango precisamente ;-)
Gracias, Yuri, qué sorpresa leerte y que me leas.
Espero que me encuentre bailando esto, Música mía: http://www.youtube.com/watch?v=7pA5UhNaYw0
Ah sí?, pues sin problema, el baremo dice que usted está entre los primeros para este baile
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