sábado, 6 de marzo de 2010

Los puntos suspensivos

Si fuera al psicoanalista, una de las primeras cosas que le pediría es que interpretase por qué recurro tanto a los puntos suspensivos para expresarme. Si me dijese que responde a una incapacidad para rematar mis cosas, algo parecido a un temor a los finales, creo que me levantaría para irme ipso facto de la consulta. Por aquello de no pagar por obviedades.

Desde hace años soy consciente; lo curioso es que nadie me lo haya dicho. Bueno, miento, recuerdo cierto texto que tuve que escribir una vez y ante el que mi jefa, implacable correctora, me pidió que redujese el artificio...


Qué sé yo de los motivos, pero sí sé de herramientas, y ésta me ha permitido siempre sugerir, y a mí me va una buena sugerencia... Que escribir no es recitar la tabla de multiplicar, oiga. Lo poquito siempre agrada y lo mucho sólo enfada, claro, intento no abusar de ellos, pero hay momento en los que sólo ellos tres me permiten llegar a donde quiero. Y debajo se enconde la torpe ilusión de entenderse, ya, de que uno escriba y otro lea justamente lo que el primero pretendía, sí. De nada sirve saberlo. Uno lo sigue intentando. Parecido, muy parecido a la pretensión de entender qué fue eso que ocurrió en nuestras historias de pareja. Para cerrarla soy de los que necesitan contarse la historia de principio a fin, con sus correspondientes puntos de inflexión y crisis finales. Da lo mismo que hayamos invertido en ella toda nuestra energía, nuestra capacidad de intuición, nuestro tiempo: al final siempre queda el incómodo vacío de no entender los porqués.

Y ahí estamos. En los tres puntos suspensivos. Refugiado en ellos, para intentar volver aquí, a La Semana Fantástica. Feliz de estar en casa, aunque no pare de llover en esta tierra...

12 comentarios:

Toshiaki dijo...

Me siento identificado porque más de una vez me han dicho tb que abuso de los puntos suspensivos. No sé por qué, pero es inevitable.

Lo mismo cogemos el punto de la interrogación y lo vamos colgando por ahí, en todos sitios, de tres en tres. No crees?

Saludos, niño.

Emilio Ruiz Mateo dijo...

Puede. Puede que sean tres interrogaciones escondidas.

Creo que nos estamos desintoxicando sin darnos cuenta. No hemos ninguno en este ratito.

Música dijo...

que cosas...
no entiendo pq lo hacéis...;-)

Los puntos y final son tan feos, ruidosos y dejan la boca tan seca...
los suspesivos son como espirales, dan sensación de continuidad y en ocasiones ayudan a respirar, volar y soñar, pero el problema de los soñadores es que subimos tan alto en algunos vuelos que luego el golpe es tremendo, pero benditas caídas, es el precio a pagar por tocar la luna de vez en cuando.
Se me ocurre que al ser 3 los puntos son un misterio en sí mismos como la santísima trinidad, puede ser que según el psicoanálisis signifiquen lo mostrado en tu entrada pero la cara b del disco sea lo que digo yo...a saber...

Pi dijo...

Me hace tantísima ilusión leerte...
Me gusta tanto escucharte redactado... a veces uno se acostumbra a los lenguajes hablados, y tú escribes tan bien, querido Fantástico...
Las historias de pareja... Será por ese "suspense" del final que nos gustan tanto.

Emilio Ruiz Mateo dijo...

Nada de bocas secas, Música. ¡Lingotazos de ...!

Gracias, Pi. En el lenguaje escrito nos comunicamos bien tú y yo, es cierto.

chuikov dijo...

uys, cuánto tiempo! yo también uso los puntos suspensivos y a menudo mal...
¿por qué son 3 y no dos?

Emilio Ruiz Mateo dijo...

En la duda, hay gente que hasta pone cuatro...

Unknown dijo...

Lo bueno de los puntos suspensivos es que dejan abierta una continuidad de la que se quiere saber más.

Por cierto, se dice, se rumorea que hace usted unas hamburguesas deliciosas para cenar. A ver cuando me invita a una.

Gracias y saludos gallegos.

Emilio Ruiz Mateo dijo...

Claro que sí. Más vale puntos suspensivos que interrogación de cierre.

No es mi especialidad la hamburguesa... ¡Ahora me he lanzado al mundo torrija!

Yuri Bec Zam dijo...

Ey, ¿qué tal? Soy nueva aquí.
Me gustó esto de los puntos suspensivos. Hace unos días estaba pensando en lo mucho que me gustan esos tres puntitos, digo, expresan tanto... ¿miedo a los finales? jaja... sí, como lo dices es evidente, ¿pero qué importa? si son tan buenos y útiles.
¡Cómo me molan los puntos suspensivos!

Emilio Ruiz Mateo dijo...

Te sumas al colectivo pro-puntos suspensivos desde México, Yuri, por lo que veo... ¡Gracias por pasar por aquí!

Emilú Soares dijo...

Emilio, mientras sean puntos suspensivos tienes cosas que contar. Me alegro de que vuelvas, no me alegraría de que pusieran punto final. Un abrazo grandote, desde unas tierras donde sí que no para de llover...