domingo, 2 de agosto de 2009

Vuelta a casa

Poder pasar unos días de verano en la misma casa en la que fueron los veranos de tu infancia es un lujo. Un lujo por el privilegio que supone escapar de las cuatro paredes que te observan durante el invierno, para refugiarte en otras cuatro. Un lujo por la cantidad de historias que guarda cada puerta, cada arriate del jardín, cada coche roto que encuentras por los cajones. En estos días de verano que paso en Córdoba, las meriendas repiten los dulces de hace quince años, las noches se pasan jugando a lo mismo que entonces (al chinchón, al cinquillo) y las tardes todavía se disfrutan en la hamaca leyendo. La diferencia es que antes leía a Agatha Christie y ahora a Richard Yates. Pero tampoco es tan diferente el placer.

Hace un par de días, Dani elogió mi capacidad de síntesis, y lo cierto es que creo que sí, que me caracteriza. Mi madre me explicó hace años, posiblemente en esta misma casa en la que ahora estoy, que a los periodistas que escriben novelas se les nota la profesión por la claridad, la sencillez, la capacidad de síntesis. ¿Será que no fue casual que yo naciese el día del patrón de los plumillas, San Francisco de Sales? ¿Será que en verdad soy periodista? Lo digo porque he estado pensando las razones por las que no he vuelto a La Semana Fantástica, y sólo encuentro una: he sido demasiado feliz durante estos meses como para perder el tiempo hablando de mí. Ahora es verano, y la historia que me tuvo en ese estado durante unos meses acabó. Y aquí estoy de nuevo. Espero no desaparecer de nuevo. O sí.


10 comentarios:

Música dijo...

claro que no fue casual que nacieras el día del patrón de los plumillas (me ha "encantao" como lo has llamado, a partir de ahora te veré con la pluma y eso del cuello que llevaba cervantes). Es un lujo saber de donde vienes y en tu caso siempre siempre será así, no me cabe la menor duda. Dissapear de INXS mola mucho! jajaja.
Un beso de jazmin a la luz de la luna del cine de verano

P dijo...

La vida es esto. Prestémosle atención a los
detalles. Al calorcito humeante del pis, a sacar la basura, a viajar apretados
en colectivo. Si no disfrutamos eso, ¿qué nos queda?

Pi dijo...

No sé, no sé, habría que intentar hablar también de los momentos de felicidad más a menudo.

Emilio Ruiz Mateo dijo...

Disfruto los detalles, los vivo y me recreo en ellos, pero qué queréis que os diga, la felicidad es egoísta, y exige dedicación...

Don't Disturb Magazine dijo...

Un placer que vuelvas. Como voyeur de otros blogs, te echaba de menos. Pensaba que ya te habrías marchado fuera y otras ocupaciones te restarían ésta.

Carol dijo...

Me alegra que vuelvas. Lamento la causa (o no: a veces las cosas deben terminar para empezar otras nuevas y mejores). Me gusta tu triciclo. Me gusta la manera tan transparente y a la vez discreta en que te muestras en el blog... y en la vida :-)

Emilio Ruiz Mateo dijo...

Pirueta, recuérdame dónde nos cruzamos, que no recuerdo!!! Nos blogconocíamos?

A vueltas con la transparencia suelo andar, Carol. A veces me siento demasiado translúcido aquí, y otras pura ocultación. Me gusta pensar que me quedé en el punto medio... Qué bueno ojo que tienes, jodía.

Anónimo dijo...

No desaparezcas. Es bueno ser feliz, olvidar los nubarrones y vivir. A mi también me ha desaparecido la historia que me tuvo mal. Todo pasa, mon cher ami.

Sigue contándonos tus cosas.

BEING BORING

Emilio Ruiz Mateo dijo...

Gracias por leerme, querido B-B.

Anónimo dijo...

Eso suena a Brigitte Bardott y yo no soy tan sexy, jeje..

BEING BORING