martes, 22 de julio de 2008

Se nos quedan los horarios


Se nos quedan los horarios metidos en la sangre y la memoria. Estos días previos a las vacaciones los paso apurando trabajos (para poder hacer las maletas sin labores pendientes, que pesan más que las toallas), quedando con amigos que se despiden, rematando deberes que me impuse en primavera y perdiendo el tiempo. Todo junto. Una bomba.

Pero me llama la atención (la mía propia) la forma que toman a veces las nostalgias. Después de diez días fantásticos (ellos sí) en Galicia junto a mi querida cantaruxa y su restaurante, Xantar da Ría, no es sólo que eche de menos la brisa fría del mar, que sí, no sólo las historias de vecinos y panaderos, que también, no esa sorpresa diaria que mi prima gallega y su dulce cocinero ponían en mi plato, que por supuesto añoro cada mediodía y cada cena… La nostalgia que siento de Galicia tiene forma de horario. El de abrir el restaurante a las 12 y luego salir a hacer un recado. El del aperitivo y vuelta rápida. El de la siesta mientras hacen la caja y coge las gafas de sol que nos vamos a la playa a seguir durmiendo. El del comedor vacío a las 9 de la noche y la esperanza de verlo lleno. El de después, suelo fregado y cafetera bostezando.

Mis días en Madrid, los cotidianos, ocurren ahora en paralelo a otra historia. Sé que pronto se impondrán nuevos horarios. Pero también que estamos hechos de recuerdos así.

17 comentarios:

Música dijo...

que se lo cuenten a los panaderos..., ay que ver lo que pueden influir los horarios, somos relojes, no se ustedes, pero yo soy uno "suizísimo", y cada vez peor, como me cambies los horarios no es tan bueno como si me cambias los recuerdos, al cambiarlos en días libres me cuesta la misma vida que ocurra y cuando por fin llega el momento tengo que amoldarme otra vez a lo anterior...El tiempo...los horarios...una leche, no existían y creemos equilibrarnos con lo ficticio

Emilio Ruiz Mateo dijo...

Si es que deberíamos vivir siempre en día libre... ¿tendríamos entonces horarios? That is the question.

Música dijo...

creo que si, por lo menos las comidas, que luego nos chulea el organismo, o no, comer solo cuando realmente tengamos hambre...., este tema parece sencillo pero es para largo tendido y distendido debate

Lara dijo...

Nostalgia, y un poco de piel de gallina para no variar.
Un cosa: ¿historia paralela? (Ya me estoy montando películas...)

Pi dijo...

Qué necesidad inmensa de unos días de amigos. Este finde me fugo con mis churumbeles a Baiona, por pirmera vez necesito ver el mar, y me apetece bañarme, ponerme de sal. En fin. El efecto baiona.

Gamo P. dijo...

Yo que estoy con el modo vacacional enchufao hace un mes no consigo despertarme más allá de las 8, sin tener que forzar una horita más por muy tarde que me acueste.
Seguro qiue se me pasa una semana antes de la llegada de Septiembre.

Un saludo!

Emilio Ruiz Mateo dijo...

Mantendremos ese debate muy pronto por tu nueva tierra, música ;-)

Creo que esta vez no hay película, lara, ni argumento ni ná, gracias a Dios, por otra parte...

Qué pena que esa necesidad no se haya satisfecho cuando la mía, Pi, habría sido fantástico. Pero el efecto Baiona funcionará, seguro.

Esa descoordinación laboral/vacacional la conozco, pablo, ¡y es desesperante!

Jon Doe dijo...

Es cierto. No lo había pensado, lo había sentido. Un recuerdo de horario, de costumbre, aunque sea de unos días.

En el momento no te das cuenta, luego te llegan nuevos horarios y te acuerdas de los antiguos...

Un saludo.

Música dijo...

largo, tendido y distendido

Música dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
38 grados dijo...

Es curioso...la palabra horario, por si misma, ya crea un poco de repelús, pero si no los tenemos, a veces también nos los creamos, o los añoramos.
Un abrazo

Pi dijo...

En la línea de 38: en estos dias recordaba los horarios de clase, la ilusión que me hacía elegir uno bonito, dónde pegarlo, dónde guardarlo, etc. Después odiaba la hora de biología y la química, pero en fin, esas rayas que marcaban el recreo...

Toshiaki dijo...

Somos puzzles de recuerdos. Lo que pasa es que cuando vamos uniendo piezas a veces se nos olvida ponerles pegamento para que no se pierdan.

Disfruta, niño.

Si me permites..., un abrazo.

Toshiaki dijo...

Por cierto, Tropical Malady no me gustó na de na!

Lara dijo...

Oye!
Que tienes cosas que contar, ¿no?
Ahora SÍ...

Muakis muakis

Sunion30 dijo...

Mr.Week, fíjese que hoy pensaba en las ganas de septiembre en todo lo que me rodea (aunque sea a modo de caos). Porque incluso en el caos los horarios crecen como la mala hierba y no me apetece arrancarla. Me gustan los jardines agrestes y que las rutinas acampen donde les plazca,incluso las que producen polen de morriña.
Espero que lo estés pasando bien, un abrazo fuerte!

Emilio Ruiz Mateo dijo...

Sí, jon doe, tenemos mezcla de horarios dentro...

Depende, 38, depende. El horario de los veranos no da repelús.

No había vuelto a acordarme de esos papelitos, Pi. Al final de curso acababan siempre pintarrajeados y rotos... Qué bueno acordarse.

No pidas permiso para eso, toshi. Si ya somos casi hermanos!

Tú lo sabes bien, Lara. Algo he contado en la siguiente entrada...

El polen de morriña produce mucha alergia, sunion! Cuidadín! Septiembre, qué gran mes.