No es desmemoria: no recuerdo un verano en el que necesitase tanto esa sensación de corte, de borrón y cuenta nueva. Friego los platos, paso la fregona por la cocina de baldosas blancas y negras, cierro los armarios en las tinieblas de la siesta y siento que se acabó el invierno y su miedo al regreso. Se acabó la primavera con esa despedida que me dolió más de lo previsto. Se acabó el calor de Madrid, al que sigo viéndole sus ventajas de noches explosivas y tardes muertas. Se acabó proyectar, porque eso se hace mejor en septiembre.
Me gustó despedirme del año en la terraza de La Casa Encendida escuchando cantar a Nacho Umbert. Ha elegido para su portada una foto de baldosas hidráulicas, que es una de esas cosas viejas que siempre me parecen nuevas, por lo que tienen de juego. Bienvenidos a agosto. Bienvenido será septiembre.

8 comentarios:
Feliz año nuevo fantástico de mis entretelas
Yo también mantengo la medida de los cursos escolares, jeje... Llevo 17 años en Madrid (contados desde el inicio de la universidad); tal cosa me pasó en tercero de carrera; etc.
También recuerdo cuando el verano era verano de verdad, porque estabas de vacaciones ¡3 meses, 3! ¡Que hasta te podías permitir el lujo de aburrirte! La terraza y Umbert: sí, un buen cierre de año :-)
Feliz año nuevo en la ciudad eterna, Música...
Qué feliz aburrimiento aquel, Carol, es verdad.
Un día como hoy me despedí de tí porque cambiabas de hemisferio. Qué cosa cómo pasa el tiempo, y ni la distancia.
¡Es cierto! Me fui el 10 de agosto. Mañana me dará una nostalgia o algo y escribiré, supongo...
Hola Emil!
He hecho un blog para la editorial doméstica, donde iré colgando cosillas.
Estás invitadísimo.
http://edicionesochoacostado.blogspot.com/
un abrazo!!
¿Y te has comido todas las uvas?
Uy, ahora mismo voy a conocer tu ocho, doméstico.
Qué va, Loco, hoy he mirado en la frutería y no hay aún...
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