(Friedrich Hölderlin)
Leí esta frase por primera vez allá por 1985 (sé la fecha porque encabezaba El sur, la novela corta de Adelaida García Morales) y creo que no la entendí. Ahora sí. Nos ocurren cosas que nos cambian los días, y reaccionamos según nos pille el cuerpo o las ganas, o la fuerza, o el ánimo, pero siempre intentando entender los porqués. En mi caso, la gran mayoría de las veces, para desembocar en lo mismo: nunca acabamos de comprender las reacciones del otro, los resortes de la acción.
Queremos a los amigos, ellos nos quieren, e intentamos explicarles y explicarnos nuestras historias, pero sucede que en el intento uno acaba sintiendo que patina sobre las explicaciones, los resúmenes y las razones, para al final quedarse callado y sin entender nada. Eso es. Patinamos sobre lo que no acabamos ver.
Uno se defiende como puede.
Yo, esta vez, me defiendo dejando que la historia siga su curso. Si se tuerce hacia lo que deseo, sabré disfrutarlo. Si no… al menos no creo que se me quiebre el hielo y me encuentre despistado.
Es la mayor verdad en todo este embrollo. ¿Qué podemos amar que no sea una sombra?
Leí esta frase por primera vez allá por 1985 (sé la fecha porque encabezaba El sur, la novela corta de Adelaida García Morales) y creo que no la entendí. Ahora sí. Nos ocurren cosas que nos cambian los días, y reaccionamos según nos pille el cuerpo o las ganas, o la fuerza, o el ánimo, pero siempre intentando entender los porqués. En mi caso, la gran mayoría de las veces, para desembocar en lo mismo: nunca acabamos de comprender las reacciones del otro, los resortes de la acción.
Queremos a los amigos, ellos nos quieren, e intentamos explicarles y explicarnos nuestras historias, pero sucede que en el intento uno acaba sintiendo que patina sobre las explicaciones, los resúmenes y las razones, para al final quedarse callado y sin entender nada. Eso es. Patinamos sobre lo que no acabamos ver.
Uno se defiende como puede.
Yo, esta vez, me defiendo dejando que la historia siga su curso. Si se tuerce hacia lo que deseo, sabré disfrutarlo. Si no… al menos no creo que se me quiebre el hielo y me encuentre despistado.
Es la mayor verdad en todo este embrollo. ¿Qué podemos amar que no sea una sombra?
