Córdoba fue muchas cosas, cómo de otro modo, pero por encima de todo dos chicas con nombre que empieza por J, que conocí como "coordinadoraas" de este viaje y acabaron siendo amigas con derecho a carcajada. Ellas son otra prueba de que la seriedad en el trabajo es bien compatible con la broma y las risas, algo que siempre defendí en las oficinas que frecuenté en mi vida laboral. No haré aquí un excesivo elogio público, me da corte y a ellas supongo que también. Sólo quiero que se sepa que en Córdoba saben lo que hacen, son listos y se ríen mucho.
A mí me hacía mucha ilusión conocer otra Córdoba, mucho más grande (casi millón y medio de habitantes) y ruidosa que la mía, tan distinta. Literalmente tomada por estudiantes "del interior" (aquí, en Argentina, lo que no es Buenos Aires es el interior, algo un poco escandaloso y que dice mucho de cómo se entiende el país), con mucha música sonando en cualquier lugar y mucha cerveza cayendo en los vasos. Simpáticos, los cordobeses son un rato, con ese acento que uno detecta desde que se sube en el primer taxi que le trae del aeropuerto...
Poco sabía de esta ciudad antes de venir, pero Julieta me dejó una revista (Zona de Obras) en la que dedicaron un dossier a Córdoba, y ahí que me lo empollé. ¿Qué te apetece hacer en Córdoba?, me preguntaron. Cualquier cosa, pero hay una que me gustaría mucho... ¡ver a La Mona! La Mona es un cantante de cuarteto, ritmo canalla y verbenero de esta ciudad, que congrega cada fin de semana a miles de personas con tetra brik de vino en la mano y otras sustancias en el cuerpo. La Mona, Carlos Mona Jiménez, es un mito a la altura de un Raphael en España. Lo grande, grande, es que no sólo pudimos ver a La Mona: por las buenas mañas de las coordinadoras, nos colocaron EN EL ESCENARIO, sí, allí, detrás de los teclados y la batería, asomados por una puertecita. La Mona nos besó a la salida, nos invitó a cerveza, nos... Hay momentos en la vida de un hombre que ocurren cosas extrañas, que la realidad se da la vuelta y uno se cuela por una grieta. Fantásticos míos, acabé cantando con La Mona "Un ramito de violetas" ante 5.000 personas. Me salió flamenca, a lo Manzanita. Gracias a Dios yo no me escuché como deberieron escucharme aquellos enfervorecidos fans. Acto seguido, las dos J, Julia y Julieta, salieron a bailarse un cuarteto en medio del escenario.
Grande, muy grande. ¡Grosso!
Un quinceaños y una «city» sin carnaval
Hace 16 horas